Con ella soy Feliz

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Sandra mi Amada Esposa

Agradecimiento

Gracias a Juan Carlos y a Maggie Lopez por su valioso aporte al Blog, Gracias Vero por incluir estas palabras Claves para tener en cuenta...

domingo, 3 de enero de 2010

LA VERDADERA NATURALEZA DEL ESCORPIÓN


El escorpión tiene mala prensa. Se lo conoce poco. Este animal, al ser atacado, responde con una rapidez asombrosa. Su velocidad de respuesta ante la amenaza es vertiginosa. Es su naturaleza...

Recordemos el relato de la rana y el escorpión: En la orilla de un río caudaloso el escorpión le pide a la rana que lo cruce al otro lado. Luego de negarse, por temor a ser picada, la rana accede a transportarlo, tras el escorpiano argumento de no poder matarla pues moririan los dos en las aguas del torrente. En mitad del río, el escorpión le clava su aguijón. La rana, moribunda, le pregunta el por qué, ya que ahora ambos morirán en la mitad del río.
El escorpíon responde: "Es mi naturaleza."

Naturaleza asesina, despiadada. Fama de mal bicho, con imposibilidad de cambio, ya que es algo dado por la naturaleza...

Ahora bien. ¿De qué trata la "naturaleza" del escorpión?
¿Es realmente el asesino malintencionado del relato? Y si así fuera ¿Por qué matar a la rana recién en mitad del río, uniendo al asesinato su suicidio?
Algo no cierra en este cuento...
Podríamos relatar otro cuento:

El escorpión pide a la rana que lo cruce, pues no sabe nadar; es más, le teme al agua pues es un animal de tierra. La rana le cree y lo sube a sus espaldas. Se inicia el cruce. Imagino al escorpión sobre la rana, muerto de miedo. Más, un poco más. Están en medio de río. El peor lugar del río, el más alejado de la costa salvadora. El miedo estalla en el escorpión. Asustado, casi en pánico, reacciona frente al sentirse atacado.
Y pica...
Y mata...
Y muere...

Muere ya que no pudo registrar su miedo.
Si le hubiera podido decir a la rana de su temor, ésta podría haberlo calmado, ayudado a atravesar el pánico en mitad del río.
Para esto el escorpión tendría que haber registrado que tenía miedo; y saber de sí mismo, que al tener miedo, reacciona atacando sin registro del miedo.
Saber que cuando va a atacar, en el instante anterior, padece de miedo.
Quizá hubiera logrado que en lugar de sentirse atacado, registrara el miedo inhibiendo la acción. Pues esa es la verdadera "naturaleza" del escorpión: Teme algo, se siente atacado, y reacciona picando; y sólo tiene conciencia de esto último.

O sea que en lugar de un terrible asesino, la rana está ante un temeroso animal, poderosamente reactivo...
(Pensamientos de Mylo)

Siempre me ha fascinado la imagen del escorpión. El escorpión subido a la rana, el escorpión que hace promesas que no cumple.
Parecería que las promesas están para no cumplirlas.
El escorpión encima de la rana quiere darse una segunda oportunidad, quiere demostrarse, quiere demostrarle al mundo, quiere demostrarle a la rana que confíe en él, que puede confiar en él, que podemos cambiar, que por encima de nuestra naturaleza, trágica naturaleza-, que más allá está su voluntad, que se convierte en su falta de voluntad. Nos ponemos a prueba para darnos una segunda oportunidad, para sucumbir ante el fracaso. Se nos queda cara de escorpión cuando fracasamos, cuando nos hundimos de nuevo en el fango.

La rana tiene cara de samaritana, de hospitalaria y redentora.
La rana quiere hacer una buena labor, cree que no será picada porque ambos morirían, cree que nadie atenta contra su propia vida.
La rana no sabe de kami kazes, la rana no conoce de vicios y autodestrucciones, la rana peca de exceso de confianza, de ingenuidad.

Me da más pena el escorpión.
Queremos creer en la redención, en el poder liberador de la voluntad, en el esfuerzo por salir adelante, en nadar contracorriente.
La imagen del escorpión clavando el aguijón sobre la rana resulta pavorosa, terriblemente humana.
Más que una traición, es una derrota, la fuerza del mal, la sabiduría de unos poderes ocultos que nos guían en la dirección opuesta.
Fascinante y aterradora es esa visión, la negación del amor, el triunfo de la desesperación.
El escorpión nos reconcilia con nuestros instintos más bajos, nos descubre una insana humanidad, la naturaleza salvaje, la fuerza sanguinaria del exceso de amor, el abuso de poder, la violación como principio, el animal rastrero que nos acompaña, las luces en la oscuridad. La cara del escorpión es brutal, sincera. Un escorpión nos persigue por la noche para robarnos las entrañas.
No es fácil convivir con el escorpión que llevamos dentro...

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